A modo de agradecimiento

Después de 15 años de cargar mis poemas a cuestas, de imprimirlos en hojas tamaño carta a doble espacio letra Arial o Times New Roman de 12 o de 14, de llevarlos a lecturas de poesía y regalarlos como se regalan los halagos, de garabatearlos en cuadernitos, después de todo esto, mis poemas, creados en noches de desvelo o en mañanas de luz, decidieron por fin un día organizarse y tomar forma de libro.

Y esto sólo ha sido posible gracias a la insistencia de mis amigos, los escritores colombianos de la diáspora: a Jaime Alejandro que siempre creyó en ellos desde que apenas empezaban a existir, a Marthica que hizo una corrección de estilo, a Adrianita que, muy en su estilo, botó la primera copia que le di pero luego en su infinita sabiduría me regaló su punto de vista, a Luisito con su "no dejes de escribir" y más recientemente a Oscar que hizo el último copyediting en tan sólo un día y se pilló una perla que no me hubiese perdonado.

Pero este libro no sería libro sin la ayuda de dos personas muy importantes: mi editor (que bien suena eso) y el artista. Por mi editor me refiero a un ser grande, literal y no tan literalmente, un oso cariñoso que nos regala su poesía y nos aporta sus consejos, un experto en las nuevas tecnologías a la hora de imprimir, el book editing 2.0: René Rodríguez Soriano, dominicano de nacimiento, colombiano por adopción y caribeño por derecho. Por el artista me refiero al maestro Iván Santos, porque sin sus óleos y su grafito el libro no hubiese quedado tan lindo.

Finalmente, sólo me queda agradecer a mi fuente de inspiración, los hombres, de los cuales el tan mentado Juancho, mi esposo, es el más importante. Los demás viven tranquilos en el anonimato de mis poemas.

Sé que alguien se me escapa. Para ti también va esto: Gracias.