Diatriba barranquillera

En su columna titulada Farnofelia publicada en el periódico "El Heraldo" Roberto Zabaraín escribió esta singular diatriba barranquillera.

Después de lo de la aviación, la radio, la fotografía y demás, aquí quedamos con la idea de ser pioneros en todo. Pero como dejamos de serlo en lo importante, nos pasamos a lo banal, y quisimos ser los primeros en el plante, la ostentación, los viajes a Miami, la ropa, al punto que en Cartagena las mujeres apodaban Las contramarcas a las barranquilleras, en épocas en que por aquí lo que estaba en onda era ponerse ropa ‘de firma’, es decir, de famosos, pero con la marca hacia afuera, para que de lejos se viera que la blusa era Oscar de la Renta, la falda Boss, los zapatos Ferragamo, la cartera, obviamente, Luis Buitton, reloj Gucci y lentes Cartier, todas las marcas bien visibles, que la engreída lucía en franca competencia con las amigas, a su vez también contramarcadas. La que no tuviera su indumentaria marcada se sentía hija de menos madre, acomplejada, y muchos matrimonios se acabaron porque el pobre marido no alcanzaba a producir para pagar tanto plante.

Pero llegaron los piratas, imitaciones tan perfectas como los originales, no se sabía cuál era cuál, y hasta las auxiliares domésticas –ahora se les dice así– lucían sus contramarcas, por lo que se perdió la gracia.

Tocaba entonces buscar otros terrenos donde alardear, y comenzaron con los matrimonios. Dejaron de ser aquellas fiestas con la elegante sencillez y sobriedad que demanda el acontecimiento, y apareció la opulencia, sofisticados recordatorios, sillas disfrazadas más que vestidas, adornos todos “traídos” como le dicen los cachacos al contrabando, varios buffets toda la noche abiertos, dos o tres orquestas que no dejan espacio a la conversación, y para rematar, ‘la hora loca’, que previo reparto de costosas máscaras pitos y carnestoléndicos gorros llega un show con bailarines, mariachis, y hasta un millo, que era impensable en un matrimonio. Claro, toca hacer el plante de animación, aunque a uno le parezca idiota esa alegría forzada. Ni hablar de los vestidos, otra feroz competencia, tenaz camello del que públicamente ellas se quejan para que se sepa el precio, cosa que les encanta, porque si no ya habrían inventado un esmoquin para mujeres, todas siempre iguales, y problema resuelto.

Lo malo es que los matrimonios no son muy frecuentes y solo se unen dos familias, pocas oportunidades para alardear, así que ampliaron la ‘farnofelia’ hasta las primeras comuniones, que la hace todo el curso, y así se programan no menos de diez fiestas, cada una con la suya, además de la oficial del grupo. Lógico, para cada fiesta las mamás encontrándose donde las cotizadas y costosas modistas, quejándose de los millones gastados en la primera comunión, de lo caro que es tener hijos, y de paso trasladándoles a éstos el esquema para perpetuidad de la ‘farnofelia’, de tal manera que no se sabe dónde irá a parar este asunto de la ostentadera, que viene de la mano de la corronchera, nadie parece moverse en rescate de la perdida elegancia, y terminaremos pareciendo una ciudad de ‘traquetos’.

El texto me llegó por correo electrónico y no pude quedarme callada. Esto fue lo que le contesté.

Roberto:

Te falto incluir los bautizos de los niños, para lo cual se organiza un almuerzo o, mejor aún, un bruch, preferiblemente en el salón San Juan del Country Club o de cualquier otra asociación social de renombre. El uniforme indispensable de los hombres es guayabera color claro de Francesca Miranda debidamente planchada y almindonada al igual que los conjuntos de blusa y falda de hilo o en su defecto de lino muy fino y transparentoso de colores pastel para la señoras. Tampoco mencionaste los cumpleaños de los niños especialmente el primer cumpleaños del bebé que aterrado ve como el salón social de su edificio está decorado con vibrantes colores de algún diseño o personaje infantil de moda ya sea Baby Einstein o el afeminado Mickey Mouse. ¿Alguien me puede explicar que goce puede ser para un bebé estar en un salón atestado de niños y niñeras, disfrazado de marinerito con gorra y todo, con la esordecedora música de los canticuentos a todo volumen? No es sino ver las fotos que le toman a los menores: la madre con una sonrisa de oreja a oreja pues demuestra a sus amigas que la mesa del pastel tiene más sorpresas que otras y que el pudín es una escultura de colores a punto de perecer bajo las manitas ingenuas del infante que quieren agarrar la velita tras lo cual viene el subsiguiente quemón y llanto, perpetuado para siempre en la foto de cartón, único recuerdo que por suerte tendrá de tan traumática experiencia. Y qué decir de los cumpleaños numero cuatro, cinco o seis. No se me olvida esta imagen que un día mis ojos capturaron cuando se paseaban en vacaciones por el Country Club. En el ala infantil junto al "playground", así se le dice ahora al subibaja, un ejército de nanas vestidas de punta en blanco formaban una medialuna sentadas en sus respectiva sillas de plástico Remax mientras degustaban el sabroso pastel con CocaCola. A su lado otro grupo se sentaba en forma de medialuna, esta vez se trataba de las respectivas patronas de las nanas que amenas conversaban quién sabe sobre qué mientras ostentaban las consabidas gafas Gucci, la cartera Hermes, el reloj Cartier y la ropa Made in China pero comprada en algún "mall" de Miami. Mientras tanto los pequeños sentados en el piso de tierra jugaban unos con otros a veces riendose, otras peleando y muchas revolcándose en la tierra sin que ninguno de los mas de 20 pares de ojos se percatara de que sus ropas Baby Gap o Baby Nautica habían quedado arruinadas para siempre y sólo un desgarrador llanto a todo pulmón hacía que una de las nanas dejara a un lado su plato desechable para atender al desconsolado menor. Eso es lo que yo llamo un cumpleaños infatil como sólo la farnofelia barranquillera puede producir.

Y tú...que opinas?

Comentarios

  1. Anónimo11:04 p. m.

    AJA, y entonces, si no es de esa manera, entonces no se aprecia el derroche de recursos y de billete, pero no te vayas lejos, que aqui en tu mismo patio, nuestros amigos cubanos votan la casa por la ventanita el dia del primer cumpleaños de Lazarito, con super bouncy de spiderman que no cabe ni en el patio de la casa con un Pony despelucado y borracho de dar tantas vueltas en circulos, y el man con el dispfraz del superheroe que no ha lavado nunca, ah, y full de los pancitos esos del Sedano's con un untao color rosado de no se que, realmente no se cual es la bulla con esos pancitos, pero se venden todos y se llevan pa la casa lo que sobra. De cualquier manera , cualquier parecido es pura coincidencia, en fin todos somos la misma vaina, costeños, reboleros, morisqueteros y pavos reales, full del perfume y la maricada.
    Bueno tu comentario, me gusta leerte mas cuando cruzas calles prohibidas.

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  2. Anónimo3:24 p. m.

    Muy de acuerdo con todos ustedes, pero cualquier discusión sobre la farnofelia Barranquillera debe tocar el tema de los QUINCEAÑEROS... ahi si se baten todos los records, ya que incluso el viaje a Europa se está quedando pequeño. Que irá a ser de nosotros cuando comiencen los viajes comerciales al espacio.
    Y ni hablar de las fiestas. Las quinceañeras hoy tienen un afán inentendible por saltarse la adolescencia, por lo que todo quinceañero ahora debe ser en la discoteca del momento, con sus respectivas decoraciones, DJ, narguilas en cada mesa y buen trago. Y después porqué se corrompen.

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  3. Anónimo4:06 a. m.

    Bellas palabras, Beatriz. Añoro estar allí con ustedes . . .
    Daniel Medvedov
    www.scribd.com/1000Arepas

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